hablar de legisladores
improductivos, que copy-pastelean leyes foráneas y principalmente las que visan a
recaudar impuestos al final de eso dependen sus salarios, de sus parientes,
empleados domésticos y sus amantes, y
sin importa el color de la pañoleta se
encubren unos a otros cuando de desafuero se trata obviando obligaciones
repartiéndose prerrogativas es llover sobre mojado.
Con el tema del diputado “mal
ablado y mal escribido” no falto quien culpe a la sociedad visto que es ella la
mediocre que provee y elige las autoridades mediocres de nuestra democracia
actualmente devenida en kakistocracia.
Y como responsable, esta sociedad
tiene derecho a criticar pero también la obligación de hacer algo por que esta
situación cambie, como no tenemos tiempo para esperar 5 años y cambiar las
caras del congreso a riesgo de cambiar 6 por media docena, y si los
legisladores no tienen idea de cómo legislar, ni voluntad para legislar, debe
ser ella misma, la sociedad quien genere las ideas para que ellos, los
legisladores hagan algo.
Está en la hora de revisar
nuestras leyes garantistas para con los delincuentes reincidentes y contumaces,
rever y descartar pensamientos foráneos, que dicen de reinserción a la sociedad
de individuos sobradamente demostrado que son incorregibles cuyas carreras
delincuenciales vienen desde su más tierna edad y en vertiginoso ascenso hasta
la criminalidad.
Sin querer justificar el accionar
de los magistrados que otorgan medidas menos gravosas como alternativas a la
prisión muchas veces mal aplicadas, es porque la legislación les permite y
ellos se manejan en los parámetros de esta.
Está en la hora de rever si
queremos proteger a la sociedad, o seguir con el cuento de no castigar al
delincuente/criminal visando su rehabilitación y reinserción a la sociedad,
generalmente de nula eficacia, seguir ofreciendo oportunidades a individuos que
adoptaron con naturalidad la felonía como estilo de vida, oportunidades estas que
significan impunidad e incentivo para la prosecución de actos de mas reprochables
en perjuicio de una sociedad indefensa a
merced de su suerte sin representación política ni protección de los órganos
competentes.